miércoles, diciembre 31, 2014

Arqueologos culpan al gobierno de no proteger los patrimonios culturales del Perú

El gobierno acusó a Greenpeace de dañar las Líneas de Nasca con su acto publicitario en diciembre.Associated Press “No creo que el gobierno esté preparado para proteger las Líneas de Nasca”, dice Ana María Cogorno, quien como presidenta de la Asociación Maria Reiche trabaja para preservar las líneas. Su organización privada lleva el nombre de la difunta matemática alemana que estudió los jeroglíficos. “La pregunta no es si se podrán reparar las Líneas de Nasca. La pregunta es si hay arreglo para el Ministerio de Cultura y todas las otras autoridades”.

En Nasca, los dos arqueólogos del gobierno a cargo de proteger las líneas trabajan en una pequeña oficina con un letrero de papel en la puerta. No tienen un vehículo, por lo que se movilizan en bus hasta la zona arqueológica.

Rubén García, director de Patrimonio Cultural de la Dirección Regional de Cultura de Ica, el departamento donde se ubican las Líneas de Nasca, dice que el presupuesto arqueológico de la zona es insuficiente para proteger una zona tan amplia.

“No es suficiente”, dijo. “En Nasca no tenemos mucho dinero”.

Algunos expertos arqueológicos y culturales afirman que el problema es mucho más profundo. Señalan que el gobierno colocó intereses comerciales por encima de los culturales al, por ejemplo, permitir que vehículos todoterreno pasaran por el desierto donde se encuentran las Líneas de Nasca durante el rally anual Dakar.

Funcionarios del Ministerio de Cultura en Lima no quisieron hacer comentarios cuando se les preguntó sobre la protección de las Líneas de Nasca.

Perú, hogar del primer gran imperio de América del Sur, tiene miles de ruinas arqueológicas de diferentes culturas, como Moche e Inca, que construyó la famosa ciudadela de Machu Picchu. Saqueadores de tumbas, que han robado complejos que datan del imperio precolombino de los Incas y otros más antiguos, han dañado múltiples ruinas arqueológicas por siglos, y siguen operando aquí.

Proteger lo que ha sobrevivido es una tarea enorme debido al número de sitios y se hace aún más difícil por la falta de recursos.

Las autoridades despertaron interés internacional en las Líneas de Nasca, y la protección de la herencia cultural del país, cuando arremetieron contra Greenpeace por invadir el desierto en medio de la noche este mes y colocar en enormes letras amarillas un mensaje que decía: “TIME FOR CHANGE! The future is renewable” (Tiempo de cambio. El futuro es renovable), junto al famoso dibujo en forma de colibrí. Las letras eran visibles desde el aire, tal como lo son las líneas, que se aprecian mejor desde el cielo.

Funcionarios enfurecidos dicen que la acción de Greenpeace, que coincidió con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Lima, a principios de diciembre, causó un daño permanente, dejando huellas y el contorno de la letra C en el frágil suelo del desierto. Las autoridades, que calificaron el acto de “barbarismo cultural”, dijeron que las marcas permanecerán por siglos, como las líneas.

El gobierno no aceptó las disculpas de Greenpeace, entabló una demanda y exigió a la organización que entregara los nombres de los activistas, que aparentemente habrían abandonado el país.

Un fiscal en Nasca ordenó que el director ejecutivo internacional de Greenpeace, Kumi Naidoo, declare como parte de una investigación penal sobre el incidente. Naidoo, quien fue a Perú a disculparse, fue atacado con huevos por residentes molestos cuando salía de la fiscalía.

El vocero de Greenpeace Mike Townsley dijo que el acto publicitario de su organización nunca debió ocurrir.

Existen otras amenazas a un país que este siglo ha registrado la tasa de crecimiento económico más veloz de Sudamérica. Las carreteras y el desarrollo urbano amenazan ruinas y la minería ilegal daña zonas arqueológicas delicadas, incluyendo la de Nasca.

“Lo que hizo Greenpeace es mínimo comparado con estos otros tipos de destrucción, pero se hizo muy público y por eso generó mucha atención”, dice Ann Peters, arqueóloga del Museo de Antropología y Arqueología de la Universidad de Pensilvania.

Aquí, en las cercanías de Nasca, camioneros que evitan pagar peajes algunas veces cortan camino por el desierto y dañan las líneas. Ocupantes ilegales han levantado viviendas en zonas no protegidas encima de dibujos antiguos.

Lina Flores, una estudiante de 22 años, puede ver desde su pequeña casa de paja las aeronaves que vienen y van del aeropuerto de la ciudad con turistas que toman vuelos de media hora sobre las líneas. Como otras personas en Nasca, Flores se beneficia de manera indirecta de los visitantes extranjeros que gastan dinero en hoteles, restaurantes y recuerdos. Dice que el gobierno debería hacer más para proteger la rica herencia arqueológica de la zona.

“Deberían proteger como otros países que protegen, invertir plata también”, expresa. “Aquí parece que se olvidan”.

García, el funcionario de Ica, dice que el daño de Greenpeace fue único porque ocurrió en una zona extremadamente frágil y de difícil acceso junto a uno de los dibujos mejor preservados.

“No hemos tenido afectaciones de este tipo de una organización de importancia como Greenpeace”, dice.

No existe un consenso entre los expertos sobre el origen de las Líneas de Nasca, pero algunos señalan que tenían funciones astronómicas en rituales. Las líneas más famosas incluyen las del colibrí, el mono y la araña, localizadas dentro de una zona de 450 kilómetros cuadrados que fueron declaradas por Unesco como Patrimonio Mundial en 1994. Otros dibujos menos conocidos se pueden encontrar a través del departamento, incluyendo un trapezoide por el que habrían pasado vehículos durante el rally Dakar, según los investigadores.

Ralf Hesse, un investigador cultural alemán, identificó el daño utilizando imágenes satelitales. García dice que el gobierno trabajó para minimizar el daño y que la carrera no afectó las líneas más famosas, identificadas por Unesco. Sostiene que quizás afectaron líneas menos conocidas, pero que no está al tanto del caso específico del trapezoide.

Los organizadores del Dakar señalan en su sitio web que no trabajan con gobiernos para asegurarse de que la carrera no dañe patrimonios culturales. El Ministerio de Cultura dijo en su momento que el rally no afectaría las Líneas de Nasca.

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