domingo, enero 16, 2011

La Ruta Moche aspira a triplicar visitantes

La Ruta Moche, que incluye los principales sitios arqueológicos de la cultura mochica en el norte costero de esta nación, busca colocarse en el segundo lugar en las preferencias de los visitantes extranjeros, después de Cusco y Machu Picchu, y triplicar sus cifras de arribos en el próximo lustro, a partir de una inversión en infraestructura de mil millones de nuevos soles, unos 300 millones de dólares. El itinerario, que incluye las legendarias tumbas del Señor de Sipán y la Señora de Cao, recibe actualmente unas 40.000 personas, y espera llegar a 150.000 para 2015, comentaron fuentes del ministerio peruano de Comercio Exterior y Turismo. La Ruta Moche puede empezar a recorrerse desde Trujillo hasta Chiclayo o viceversa, siguiendo la costa del Pacífico, donde los mochicas desarrollaron en los primeros ocho siglos de nuestra era una civilización teocrática y militar, cuyas cerámicas se consideran las más bellas y avanzadas del antiguo Perú, indica un despacho de ANSA. A la cabeza de sus distintos asentamientos se encontraban señores-sacerdotes que desempeñaban funciones militares y religiosas, según descubrimientos arqueológicos basados en las cerámicas y tumbas recuperadas, a pesar del intenso saqueo sufrido. Uno de ellos, el Señor de Sipán, posee uno de los panteones más espectaculares, que los expertos consideran comparable solo con el de l famoso Tutankamón. Descubierto por el arqueólogo Walter Alva en un sitio sagrado conocido como Huaca Rajada, cerca de Chiclayo, salió a la luz en 1987 y hoy se exhibe en el Museo Tumbas Reales de Sipán, especialmente levantado para albergarlo. En 2009 fue inaugurado un nuevo Museo de Sitio en Huaca Rajada, para mostrar la tumba 14 hallada en el lugar (las otras 13, incluyendo al Señor de Sipán, se encuentran en el Museo Tumbas Reales) y recientemente fueron recuperadas también la 15 y la 16, en proceso de restauración y a punto de ser expuestas en la misma instalación, según explicó a ANSA el arqueólogo Luis Chero, uno de los principales colaboradores de Alva. Por su parte, Ignacio Alva, hijo del descubridor del Señor de Sipán, encabeza los trabajos de los arqueólogos en Huaca Ventarrón, otro sitio sagrado cercano, donde este año será abierto un nuevo Museo de las Culturas de la Costa Norte del Perú. Siempre partiendo de Chiclayo, la Ruta Moche invita a conocer el Museo Nacional Sicán de Santa Lucía de Ferrañafe, donde se exhibe el entierro del Señor de Sicán, líder de una civilización desarrollada entre los años 700 y 1300 de nuestra era, entre el predominio previo de los mochicas y el posterior de los chimú. Junto al cuerpo del Señor de Sicán, que parece representar una alegoría del nacimiento en el momento de su muerte, fue encontrado un cofre repleto de objetos de oro, representativos de su importancia religiosa y política, según el arqueólogo Víctor Curay, responsable del museo. La Ruta Moche tiene otro hito cerca de Trujillo, unos 200 kilómetros al sur de Chiclayo, donde fue descubierta en 2005, en el Complejo Arqueológico El Brujo, la momia impecablemente conservada de la Señora de Cao. El sitio es muy visitado también por quienes buscan acercarse a los antiguos rituales chamánicos aún practicados con regularidad en la zona. El hallazgo de la Señora de Cao permitió develar el papel de las mujeres en la élite gobernante mochica, y asombró al mundo por la riqueza de su ajuar funerario. Hoy se exhibe en museo especialmente construido junto al lugar donde fue encontrada, cerca del pueblo de Magdalena de Cao. La Ruta Moche se completa con la Huaca de la Luna, un centro ceremonial íntegramente de adobe dedicado al dios de la montaña Ai Apaec, donde fue abierto el pasado año el Museo Huacas de Moche, que muestra refinadas cerámicas elaboradas por el pueblo indígena y halladas en los entierros. Muy cerca, la ciudadela de barro de Chan Chan, construida por los chimú, los herederos de los moches, revela la riqueza de estas civilizaciones preincaicas. En el lugar, según el responsable del proyecto Cristóbal Campana, se desarrolló una cultura que adoró a la luna por su capacidad de aparecer en el cielo de día y de noche, ejerciendo un influjo sobre las mareas que ellos consideraron mágico. La Ruta Moche puede concluir en las pirámides de Túcume, en el extremo norte del itinerario, donde se aprecian testimonios de la ocupación moche, posteriormente la chimú y, finalmente, los incas, llegados desde sus ciudadelas de piedra andinas.

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