miércoles, abril 14, 2010

Machu Picchu renace; ahora debe mantenerse

Como el ave fénix, Machu Picchu renace después de las intensas lluvias de enero. Gracias a la aplicación de una estrategia meditada de promoción y relanzamiento, se está consiguiendo levantar la imagen de nuestro mayor atractivo turístico con el apoyo de todos los sectores involucrados, del Gobierno, sector privado y la sociedad civil. Tras ese esfuerzo mancomunado se ha demostrado al mundo que este rincón peruano, Patrimonio de la Humanidad y una de las siete maravillas del mundo, sigue incólume en su majestuosidad y belleza, y que los servicios y accesos, en su mayoría, están siendo rehabilitados, empezando por la vía férrea cuya interrupción prácticamente aisló al monumento inca y causó pérdidas estimadas en aproximadamente US$185 millones. El reto ahora es concluir las labores de rehabilitación, principalmente de las vías de comunicación férrea y terrestre, frente a lo inesperado y agresivo de los fenómenos atmosféricos cuyas consecuencias pueden prevenirse. Además, si se quiere duplicar el volumen de turistas al Perú a cuatro millones al año, se necesita abrir las puertas de Machu Picchu totalmente, sin restricciones de ningún tipo, más aun si el sitio es punto obligado en los tours que promocionan las agencias de viajes y turismo receptivo. Recordemos que los turistas que vienen al Perú, como señala el influyente Country Brand Index —ránking que da cuenta de la imagen de cada nación—, lo hacen por lo que los operadores apelan a lo exótico de la oferta peruana, que es nuestra evidencia más sensible y lo que puede identificar nuestra futura marca país. Y lo exótico y casi mágico es, por ejemplo, Machu Picchu, las Líneas de Nasca o la Ciudad Sagrada de Caral. Bienvenidas entonces las visitas de personalidades destacadas, en una iniciativa positiva del Gobierno que al parecer continuará, como la afable actriz Susan Sarandon quien, a pesar de la ola de periodistas que la persiguió durante su estadía en el Cusco, ha quedado maravillada con un lugar inolvidable y seguramente será una excelente embajadora del Perú en el resto del mundo. Pero el Estado también tiene que hacer su tarea y cumplir, como se ha comprometido el ministro Martín Pérez, con remodelar totalmente la estación ferroviaria, licitar y construir la carretera Cusco-Santa Teresa-Quillabamba, planificar e iniciar el desarrollo urbano del distrito de Santa Teresa, en peligro de seguir la ruta de tugurización de Aguas Calientes o Machu Picchu Pueblo. Actuar en estas tareas debe formar parte de un plan estratégico orientado a enfrentar poco a poco otros temas relacionados con el turismo, como el déficit existente en materia de conservación y preservación tanto del patrimonio histórico mueble e inmueble, como de los espacios naturales que requieren de constante vigilancia. Los pobladores de Machu Picchu también pueden colaborar con esa nueva imagen que se acaba de relanzar, cuando actúan como buenos anfitriones, orientan a los visitantes y garantizan su seguridad contra abusos, maltratos o atentados contra su integridad física y patrimonio material. Todos podemos colaborar para preservar y poner en valor aquello que nos diferencia de otros países. Así defendemos nuestro precioso legado y atraemos más turismo.

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